En cada muestra relativa a la obra más reciente de Estartús se advierte como este artista mantiene fuerte, limpia e intensa la capacidad de penetrar en la selva más oscura que es el pensamiento humano cuando se va más allá de las formulas de convivencia nacidas de la necesidad que tenemos de convivir unos con otros. El subconsciente se hace realidad palpable a través de su obra, sin que por ello hayamos de creer que se trata de una liberación de problemas para así llegar a conformarse con lo que está establecido. No es, dicho sea con expresión llana, como el diván del trópico sobre lo esencial del vivir y  del pensar para avanzar hacia la autenticidad individual y, en especial, colectiva. ESTARTÚS, es un verdadero filosofo de la pintura. Su estética-hay belleza en sus obras- nunca resulta gratuita, lo cual no quiere decir que todo esté calculado de antemano. Practica la espontaneidad, pero antes ha reflexionado sobre los sentimientos, las pasiones y las voluntades humanas para hallar el íntimo sentido de todo ello. El esfuerzo de síntesis ha sido grande y de ahí  que la pintura le quede bien trabajada y con la dicción precisa para llegar a los demás de un modo convincente y aunque es perfectamente advertible que no pretende pedagogía, sí que nos enseña a explorar lo propio a través de sus sinceridad expositiva.
En la pintura de ESTARTÚS hay la valentía de búsqueda y la generosidad de contar los hallazgos. Parte de sus conocimientos y no improvisa, pero no se limita en la entrega ni dosifica lo que cuenta sino que se entrega plenamente en cada obra. Sin embargo, no se dispersa ahora en un sentido y después en otro, como le podría ocurrir al que no conoce un lugar. Al contrario: es sistemático y del conjunto de su obra puede deducirse una nueva y atractiva concepción de lo que debería ser el mudo en el  cual vivimos.
Josep Mª Cadena, periodista de la Asociación Internacional de Críticos de Arte, Creu de Sant Jordi y Medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya por su labor como crítico de arte.