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CRÍTICAS

El camino hacia la inminencia.-Por Félix Ruiz de la Puerta.

Somos el resultado de nuestra epoca; del momento historico y del lugar en
el que nacemos. Jaume Mestres Estartus no ha permanecido al margen de
este proceso. Nace en el afio 1949, cuando España empieza a dejar atras
la pesadilla de la Guerra Civil y las cartillas de racionamiento. Se abre una
nueva etapa en la historia de este pais y, en particular, en Cataluña, donde los
intelectuales catalanes no responden con entusiasmo a la predica realizada
por un regimen autoritario y carente de valores de progreso. Espafia se
encamina hacia la modernidad por la unica via posible, la del arte. La pintura
y la arquitectura seran las manifestaciones artisticas que filtraran las ideas de
las vanguardias artisticas del siglo XX tan denostadas en la Espafia franquista.

Los anos sesenta seran dccisivos para los intelectuales y artistas espafioles
que encontraran en la revuelta de «El Mayo del 68» el momento del cambio,
aunque habra que esperar a la muerte y desaparicion del regimen autarquico,
que initio su descomposicion en el mismo instante en el que nacio. Los
fenomenos sociales y culturales mas significativos ocurridos entre los anos
cincuenta y los setenta, junto con las vivencias personales del artista, no caen
en el olvido sino que se depositan en el crisol del pintor, desencadenando un
proceso alquimico que ha inspirado la obra pictorica de Estartus. Del crisol
del artista surgen sus primeras obras no figurativas, que son proyecciones de
lo acaecido en su mundo, y se expresan no tanto con imagenes reconocibles
sino como formas precipitadas en el proceso de transmutation. Sus trabajos
de pintura abstracta son el resultado indefinido de sus ensofiaciones, en tanto
en cuanto han nacido de las capas mas profundas de la mente, pero una vez
que se han purificado en el crisol del pintor no tomaran la forma ni de lo
real ni de la imagen onirica, sino de lo que comienza y tiene la capacidad
de transformation. En este proceso se descubre la magia de la pintura de
Estartus; se descubren estructuras pictoricas sin formas reales, sin espacios
definidos y sin luces u oscuridades naturales. La pintura de Estartus opera
con manchas de colores y signos que se metamorfosearan en la mente del
observador donde, posiblemente, aparezcan oxidaciones, nudos, lloro, amor,
redencion, cruz, etc., nombres que el artista asigna, como titulos, a algunas
de sus pinturas abstractas.
 
Y el lugar?, icomo ha condicionado la obra de Estartus? Tiene la fortuna
de nacer en Barcelona, junto al Mediterraneo, donde la naturaleza es
simplemente luz, agua, tierra y fuego. Si la pintura de Joan Miro es el estudio
de la luz transparente que descubre en su masia de Montroig; si los paisajes
de Joaquim Mir son expresiones de lo igneo y si la pintura de Dali brota de su
hechizo por lo fluido, en este esquema conceptual podemos incluir la pintura
de Estartus que parece inspirarse en lo telurico.
Los colores que utiliza el pintor en su obra hacen alusion a la materia
tierra. En los primeros trabajos no figurativos de Estartus se descubre el
color de la tierra quemada por el fuego, colores grises y azulados con signos
evidentes de huellas magmaticas. Rugosidades, pliegues y trazos convulsos
revelan al observador no un conjunto de signos carentes de estructura sino
configurationes indefinidas que ponen de manifiesto la fuerza interna de la
materia, las fuerzas que dormitan en el interior de la Tierra. Toda la energia
imperceptible del mundo; toda la energia y la fuerza transformadora de
Gaia que no alcanzan normalmente la conciencia emotional de los simples
mortales, pueden ahora y de manera sencilla, graeias al crisol alquimico del
artista, ser sentidas por aquellos que contemplen la obra de Estartús.
Un mundo de emociones y sensaciones que despliegan ante el observador.
quizas nuevo para el, cuando eontempla las pinturas de Estartus. como
sucede, por ejemplo, en la serie de cuadros que tienen por tftulo Omrico.
Lo contemplado es sorprendente.
 
El crisol alquimico del pintor transforma tanto la materia fisica como
la emocional. De sus creaciones pictoricas afloran las emociones que,
por medio de los colores y las pinceladas, el artista ha plasmado en sus
lienzos. Nada permanece estable, ni la materia ni el color. Se penetra en
el mundo emocional de Estartus cuando en sus pinceladas se descubre
el color, por ejemplo, como el de la tierra en masas densas, sucias y
profundas que parece constituirse en sus cuadros Sombrero de mujer,
Sombrero de Chariot o Sombrero de Ceremonia. iCuidado!, el ojo nos puede
hacer creer que observamos la figura de un sombrero. Lo que se percibe
a traves de estas equivocas formas son la inestabilidad de la materia,
como queda reflejado en el cuadro Sombrero de mujer rfl, gracias a un
profundo trazo curvo que divide el espacio del lienzo en dos regiones. En
la parte inferior dibuja la materia con trazos oscuros, cargada de energia
y dispuesta a eclosionar; en la parte superior los tonos se suavizan y las
formas tienden a encauzar el movimiento de lo representado. A veces
las masas terrosas se iluminan con tonos azulado-grisaceos que parecen
que van a desprenderse del marco del lienzo, como queda puesto de
manifiesto en el cuadro Sombrero de mujer n°2.
 
Todo este mundo de sensaciones y emociones alcanza el paroxismo
en el cuadro Sombrero de
Charlot. Una infinita gama de grises, azules y blancos envuelven el ojo
del observador comunicandole la realidad de la materia: el cambio y las
fuerzas imperceptibles que continuamente estan modificando el mundo.
Parece que en estos cuadros se reconocen trazos y figuras, pero es una
simple ilusion de la conciencia emocional cuando no es capaz de acceder
a la experiencia inmanente que comunica la materia en su proceso de
transformacion.
 
«Un cuadro – comenta Estartus – es un fragmento de recorrido, un
pequeno resumen de la experiencia vivida» hasta ese momento. El crisol
del artista es algo vivo, siempre receptivo a sus experiencias personales.
Como en todo proceso alquimico el movimiento es constante y en algun
momento del proceso se descubrira la luz. En el caso de Estartus parece
que ha sucedido en su ultima etapa pictorica, la que esta desarrollando
desde el afio 2000. Y no es la luz del espacio lo que encuentra Estartus,
sino la luz de la materia, la luz de lo terroso. iQue vision tan maravillosa!,
cuando pinta la materia en su estado primigenio, incandcscente o en las
fases de transformacion.
 
Como consigue el pintor manifestar la luz de la materia? De manera
muy sencilla y al mismo tiempo muy elaborada. Gambia el lienzo de tela
por un lienzo metalico. Pinta —o mas bien habria que decir actua sobre la
materia— sobre planchas de hierro que han experimentado una oxidacion
natural o una oxidacion provocada por calentamientos o aplicacion de
diversas sustancias acidas. El resultado final es la manifestation de la
materia en todo su esplendor. Ahora la creacion artistica corre en paralelo
con la creacion natural. En las planchas ferricas la luz es vibrante, colorida
y oxidada; la textura granulada, evocando la tierra, el elemento principal
de su cosmovision, el arche que diria el filosofo griego Anaximandro, que
es ilimitado, indefinido e infinite La luz de la materia es la protagonista
en las pinturas ferricas, que llena de emociones lo representado a la vez
que deja vacio de contenido al signo.
 
Se sabe que la materia incandescente se manifiesta a traves del color
rojo. Cuando se enfria, cuando pierde su energia se expresa con tonos
azules, violetas o malvas, colores de menor longitud de onda del espectro
de luz. El rojo y el azul son colores polares, ya que el primero evoca lo
que comienza y el segundo indica lo que finaliza. El principio fisico del
gradiente luminico aplicado a la pintura hace que los colores de mayor
longitud de onda se perciban en la parte delantera del cuadro, mientras
que los azules tienden a caer hacia el fondo generandose la ilusion de
profundidad. Estos principios fisicos estan operando en las oxidaciones,
donde la luz y las luces de la materia son las protagonistas. Las luces
organizan la estructura espacial de las pinturas realizadas sobre planchas
de hierro. Manchas o luces de colores componen las imagenes de las
oxidaciones.
 
Muchas de las planchas ferricas de Estartus revelan un juego dialectico
entre el rojo y el azul, con la finalidad de expresar el movimiento. Una
mirada atenta a las oxidaciones de Estartus permite descubrir una extrafia
composition de los colores. En las ultimas oxidaciones, por regla general,
el color azul se superpone al rojo, es decir, el azul se coloca encima del rojo
dando la impresion de que lo tapa. Con este posicionamiento de los colores
se logran dos efectos opticos.
 
El primero es la sensation de movimiento
que provoca el rojo al tender hacia al piano delantero del cuadro, y de
energia comprimida que se desprende del azul al no poder tender hacia
el fondo de la composition; el segundo efecto, es una confusa sensation
de profundidad. Estartus ha abandonado la planimetria de muchas de
sus composiciones anteriores y la profundidad espacial lograda a base
de trazos de colores sobre fondos claros u oscuros. En las oxidaciones
numeradas a partir de la LII la composition espacial es muy distinta.
Las manchas azules formar figuras planas y las rojas aparecen como si
solo fuesen un mero soporte. Pero la inversion del gradiente luminico,
que esta funcionando en estas oxidaciones, tiene como resultado el
desvelamiento de un espacio vacio ubicado entre los pianos de colores,
azul y rojo, que no se ve pero se intuye.
 
Los vacios que genera el pintor
en estas oxidaciones son los espacios vacios que aparecen en la pintura y
b arquitectura traditional japonesa. Es decir, vacios en el sentido no de
position a lo lleno, sino desde un punto de vista ontologico, de renuncia,
de espacio para el desarrollo del observador. La representation pictorica
de esta caracteristica espacial permite al que contempla la obra de
Estartus formar parte de lo que percibe. El observador se ha desligado de
b conception del mundo occidental: ya no vive en el centro del cosmos.
Esto mismo es lo que sucede con las pinturas de Miro y de Mir, el sujeto
que contempla no se siente separado del objeto contemplado.
En el otono del 2008 tuve la oportunidad de conocer a J.M. Estartus, de la
mano de Victor Bardia, aunque la conversation con ellos fue breve resulto
una experiencia enriquecedora. Humanos, respetuosos y con profundos
sentidos esteticos de lo que es la vida y el arte. No solo fueron capaces de
inspirarme estas paginas, sino que, ademas, senti en esos momentos que
b pintura de Estartus era un camino abierto a la inmanencia.
CRÍTICAS

El pintor Estartús.-Por Alberto Bartolomé Arraiza.

Alberto Bartolomé Arraiza. Dotor en Historia del Arte, Director del Museo de Artes Decorativas de Madrid, Profesor de HIstoria del Arte de la U.N.E.D, Académico de la Real Academia de San Fernando. 
 
 
 
Cuando asumí el encargo de prologar el libro del artista Estartús (Jaume Mestres Estartús, 1949), de su obra completa para ser más exacto, sentí de una parte la emoción suponía la tarea de repasar más de ochocientas obras en distintos soportes y de distintas épocas, y de otra la curiosidad de que pertenecieran a un personaje tan sigilar. Por un lado, un hombre de formación académica varia, ya que estudió Arquitectura, Bellas Artes y Medicina, es decir, un verdadero humanista, pero además, otra de sus singularidades radicaba en el hecho de que a lo largo de  sus más de 40 años de pintor, no quiso nunca entrar hasta ahora en el circuito comercial de la distribución de sus obras.
 
Con toda una vida dedicada a profesional del Arte, en pocas ocasiones he entrado en contacto con un talento creativo que me haya llegado a emocionar. La obra de Estartús lo ha logrado.
 
Artísta de sólida formación, ya en sus dibujos más pretéritos, plasma sus dotes con fuerza y simplicidad de ejecución.
 
En su etapa adolescente (es una pena que no haya podido recuperar más obras de las realizadas durante este periodo), el vigor de la pincelada y el tratamiento del color, arrastran la estética de los impresionistas españoles y franceses sobre todo.
 
En otros periodos, pone de manifiesto su dominio de la perspectiva (Serie Sports, Zoolandia o Clowns), o su especial visión de temas como el erotismo y el origen de la vida. En el primero e ellos podríamos encontrar cierta referencia al Pop Art Americano, y en el segundo supongo que su profesión de ginecólogo, habrá tenido mucho que ver en la pulcritud científica de su elaboración.
 
Hasta aquí yo definiría a Estartús como un buen pintor.
 
Pero es a partir de  1975 cuando su obra sufre un giro radical, abandonado al realismo más o menos figurativo, para adentrarse en el terreno de la abstracción contemporánea.
 
A partir de este momento absorbe toda la corriente del informalismo, sobre todo el de raíz catalana, y durante más de veinticinco años, es decir hasta 1998, ejecutará centenares de obras que van madurando hasta salir del domino estricto de la abstracción, para usar el lenguaje de los signos como medio ideal de comunicación entre lo que se siente y lo que se desea transmitir, ya que el pintar se transforma en una pura necesidad vital. Son cuadros dirigidos a la vertiente espiritual de nuestro cuerpo. El soporte y la materia pictórica son capaces de transmitir emociones basando su trabajo en la investigación del tratamiento de los distintos materiales. Es aquí donde la obra de EStartús es realmente vigorizante y estimulante. En las obras, el subconsciente se hace realidad palpable e introduce al espectador en una reflexión plástica sobre la esencia existencial. Una obra, en suma, que hay que ver y analizar si se quiere compartir la emoción que puede proporcionarnos una creación concebida dentro de la más pura abstracción, par pasar al soporte elegido como un sentimiento íntimo y personal. Reconozco al pintor  una autenticidad en su obra preñada de honradez píctorica y ajena a modas, subordinaciones e intereses del mercado.
 
Sin embargo, para mí, cuando realmente catalogaría a Estartús de verdadero creador, es un su última etapa, la que va desde 1998 hasta hoy. Es entonces cuando el artista, siempre inconformista y sin detener su afán investigador, sufre un nuevo y radical giro: se enamora del hierro como soporte par la ejecución de su obra. Ahí se coloca delante de un nuevo proyecto que le supone sumergirse en un nuevo viaje a lo desconocido dónde, sin  duda, dejará parte de su propia experiencia de vida. Es ese el momento en el que la riqueza del propio proceso creativo, crece para convertirse en el protagonista indiscutible. Son obras que trascienden de sus límites físicos, que se retienen en a memoria sin pensarlo y que  seguirán existiendo mucho después. Aquí el autor vicie la pintura y el resultado consagra la absorción de toda su energía creadora.
 
Toda la obra termina por adquirir una identidad propia, conformándose como una realidad por sí misma capaz de crecer, de actuar y respirar. Concibe un universo platico y lo desarrolla. Sus atmósferas minerales tienen un lenguaje de constancia formal que habla de su coherencia, pero en cada cuadro aguarada la diferencia y la identidad de la obra, componiendo la esencia de la idea en unos ritmos que entran gratamente por las retinas.
 
Su trabajo plástico, en resumen, tiene la consistencia de quien conoce el oficio y a través de él, con gran libertad, va condensando su filosofía y manera de pensar. En la época del hierro, encontramos en definitiva a un artista original, distinto, creador de un lenguaje propio, lo más difícil de conseguir para cualquier artista.
CRÍTICAS

Estartús, el espíritu de la Materia.- por Ubaldo Sedano Espí.

Ubaldo Sedano Espín. Director de Departamento de Conservación- Restauración del Museo Thyssen Bornemisza.


No considero fácil acometer la tarea desglosar la trayectoria y la vida de un autor por lo que este ejercicio conlleva de intromisión en una forma de intimidad que puede haber sido captada o interpretada de forma muy diferente a lo que el interesado ha pretendido expresar en su obra. Se plantean dudas, incluso sobre nuestra capacidad de poseer la sensibilidad suficiente para entender el mensaje que toda obra lleva implícito o intuir la emoción que subyace en ella y sentirnos así participes de esa misma emoción.
En el caso del libro dedicado al artista Estartús (Jaume Mestres Estartús. Barcelona, 1949) se presentaban algunas de estas dudas que, sin embargo, y con gran celeridad fueron despejándose por si solas, según acometía la tarea de ahondar más en el conocimiento de su obra.
Para mí, conocedor y admirador de la últimas etapas de su creación, constituyó un agradable ejercicio acercarme a los periodos anteriores y comprender mucho mejor la evolución y la madurez adquirida durante años de trabajo. Pero no solamente la observación distante de este proceso evolutivo es suficiente para comprender la deriva a la que se ve sometida su obra; el ejercicio intelectual que en ella se intuye se evidencia claramente en la reflexión que el artista expresa en sus reiteradas declaraciones: «La vida de un hombre y la acción de pintar está indisolublemente unidas…El artista nace, no se hace; otra cuestión es el grado de habilidad para la ejecución de una obra que set sí que puede ser enriquecido o madurado por una formación artística o intelectual académica. Pero el talento, no para la ejecución, sino para la concepción de una obra es más primario, más visceral, más vital y mucho más autónomo en cualquier artista».
Estamos, por tanto, ante una artista dotado de una sólida formación intelectual y humana. Su extenso bagaje y variados conocimientos adquiridos durante los años de estudio en las aulas de Arquitectura, Medicina y Bellas Artes, le han otorgado una visión amplia y singular a la hra de enfrentarse al proceso-doloroso y contradictoriamente gozoso-,de la gestación de la obra de arte.
De Estartús te asombra el que durante sus más de cuarenta  años de pintor no haya querido nunca entrar en el circuito  comercial de la distribución de sus obras. Te apabulla la gran producción de piezas  que superan el millar, pero lo que más emociona de este gran arista es su talento universal para penetrar en el pensamiento del hombre. Su modo de trabajo es sistemático. Dede muy niño no ha dejado pitar y lo hace sin detenerse a conceptualizar su obra, sin pensar demasiado. «No hago bocetos, yo vomito lo que tengo en la cabeza», afirma Estartús.
El vigor de la pincelada y e tratamiento del color están ya presentes en etapa adolescente. De estos primeros años es notable la influencia que ejerce la pintura de corte impresionista, española y francesa. Posteriormente pondrá de manifiesto su dominio de la perspectiva (Serie Sports, Zoolandia o Clowns) tomando como referente al Pop Art Americano. Por otra parte la singular visión del erotismo y del origen de la vida, así cho la pulcritud científica que se observa en los trabajos, pueden estar relacionadas con su formación médica. 
A partir de 1975 su obra sufrirá un giro radical. Deja a un lado el realismo más o menos figurativo e inicia una proximaicón a la abstracción contemporánea. Es en este momento cuando Estartús se deja seducir por la corriente informalista -sobre todo de origen catalán- y que dudará bata 1998. Esta signatura de más de veinticinco años queda plasmada en unas piezas que se alejan de la estricta abstracción par usar un lenguaje de signos como medio ideal de comunicación entre los sentimientos y lo que desea transmitir. El acto de pitar se transforma en una pura necesidad vital. No en vano el artista reconoce la influencia de la obra de Tápies por «su capacidad de transmitir un mensaje sintético, unidireccional  y con pocas referencias estética pero con gran dosis de autenticidad y honradez pictórica».
Estamos ante un trabajo dirigido a la vertiente espiritual de nuestro ser. El soporte y la materia pictórica son capaces de transmitir emociones gracias al arduo trabajo de investigación que del artista ha llevado a cabo en el tratamiento de los distintos materiales. Es aquí donde la obra de Estartús es realmente estimulante y creativa y, como el mismo reconoce persiste «la búsqueda de la libertad personal más allá de toda cultura adquirida y de todo prejuicio». Una idea que se sustenta en la filosofía existencialista y que sirve al autor para liberar el subconsciente y llevar a cabo su personal acto creativo.
Este vasto bagaje encuentra su punto álgido en la última etapa, la que va desde 1998 hasta la actualidad, cuando el pintor renueva el arte abstracto con una técnica creativa sorprendente. Estartús se enamora del hierro como soporte para ejecutar sus proezas y, siguiendo su afán investigador, experimenta a través de la oxidación natural, el fuego y la acción corrosiva de los ácidos, para conseguir resultados sorprendentes. El hierro es su fuente de inspiración  la mejor plataforma para transmitir emociones y angustias. Sus atmósferas minerales contienen un lenguaje coherente que las singulariza en su diversidad, que trascienden sus límites físicos y se retiene en la memoria mucho tiempo después de ser contempladas.
De set manera, el pintor ha emprendido un nuevo viaje a lo desconocido donde dejará parte e su propia experiencia de vida en un afán de alejarse de los conceptos tradicionales de representación que estaban presente en su pintura anterior.
Para Estartús esta estética, despojada de convencionalismos, incluida la de aspiración a cualquier ideal de belleza,  se refleja en cada una de las piezas cuyo fin último es lograr un lenguaje capaz de transmitir  la seducción espiritual.
Toda la obra termina por adquirir una identidad propia, conformándose como una realidad por sí misma capaz de crecer, de actuar y respirar. Su trabajo plástico, en resumen, tiene la consistencia de quien conoce el oficio y a través de él, con gran libertad, va condensando su filosofía y manera de pensar.
«A quien Dios le ha dado la posibilidad de poder ofrecer a sus semejantes una realización artística, adquiere el compromiso y la obligación de mostrarla para su aprobación o su rechazo»  

CRÍTICAS

Sobre Estartús. «De la renovada vida de la Pintura».- Por Julia Sáez-Angulo.

Hermann Hesse, premio Nobel de Literatura 1949, reconocía que la pintura le hacía más «feliz y paciente» que la escritura. El escritor llegó a pintar más de tres mil obras, de las que una selección se expuso en la galería Donaue/Sosinki de Nueva York en 1998. El narrador hizo los dibujos en color para ilustrar dos de sus libros y escribió:  «cuando pinto mis pequeños cuadros, el hecho de que  se me permita jugar con los colores y cantar las alabanzas de la naturaleza, más que una cuestión de competencia, lo es de privilegio, y probablemente se una suerte enorme».
La cita anterior viene ante el hecho de que el pintor Estartús confíesa igualmente su gozo y preferencia sobre la pintura, respecto  a su ora actividad vital que es la Medicina, si bien en el caso de Estartús, la profesionalidad artística tienes bases más sólidas en los estudios universitarios de Bellas Artes y Arquitectura con la cima del doctorado. La continuidad  plástica de su trabajo durante 40 años corrobora esa entrega y dedicación intensa a la pintura. Su gozo de pintar.
Ver y reflexionar  sobra la obra de Estartús, que se traduce en casi mil quinientas piezas de distintos soportes y materiales, lleva a corroborar la pasión de este artista trabajador y prolífico por la pintura. Una exposición retrospectiva imaginaria nos hace recorrer un rico itinerario que va, desde la figuración impresionista a base de pigmentos como el óleo y acrílico, hasta la pintura matérica sobre planchas de hierro donde cuenta la mancha y el gesto de la abstracción, os collages o las calidades ópticas muy trabajadas del soporte.
Contemplando toda su obra, se comprueba el largo camino de estudio, indagación y pruebas que ha llevado a cabo este artísta, que conoce bien los avatares por los que ha pasado la propia pintura, precisamente en los últimos 40 años, en los que se llegó a hablar de «muerte de la pintura». Fue en la década de los 70 cuando el matemático Antoni Tápies salió en defensa de la pintura con un célebre Ensayo en el que afirmaba que la pintura como lenguaje  y género  plástico seguía vigente, sólo que necesitaba de una renovación profunda. Esto hizo que algunos artistas se apoyaran en la afirmación del maestro catalán para hacer una nueva pintura a base de un informalismo minimalista y hermoso cho es el caso de  Rafols-Casamada, Hernandez Pijoan y otros. Con Tápies y sus seguidores se reafirmó en buena parte la idea de vigencia de la pintura, la gran reflexión sobre la materia. La reflexión de qu la realidad está compuesta o formada por una parte visible y otra invisible y que la pintura ha de saber atrapar ambas. El lenguaje pictórico convoca la presencia de esa realidad sin tener por qué ser mimética.
Poco a poco, en décadas posteriores, fueron acallándose las voces maximalistas de la anti-pintura, que pretendían derrocar a la prima donna de las Bellas Artes de su podio. Recordemos la afirmación de Arthur D. Danto- convención aceptada todavía por algunos-, de que el arte moderno termina en el expresionismo abstracto- última vanguardia-, ya que en los 60 comienza el arte contemporáneo con el Pop, que toma la imagen cotidiana del cine o la publicidad para devolverla repetida en soportes artísticos, el arte conceptual, el land-art, body-art, et. En suma, las vanguardias radicales. El aproximo llegó con a afirmación de Joseph Beuys «todos somos artistas», no siempre bien interpretada.
Aunque el acoso a la pintura como lenguaje y género plástico siguió vigente en algunos foros, lo que de verdad se puso de manifiesto  fue que la pintura sólo estaba necesitada de una renovación profunda y sobre todo  obligada a ceder o compartir espacio en os museos y centros artísticos a otros géneros nuevos, invidentes y celosos como las instalaciones o la performance. Ahí radica buena parte de la cuestión.
Todo esto no quiere decir que el debate sobre la pintura haya remitido por completo. Ahí están los títulos de exposiciones recientes de texto como ¿Pintura, pintura!; La pintura y la furia; Pintura sin gesto; Antes de ayer y pasado mañana; O lo que puede ser de la pintura de hoy o los ensayos de la revista Exit: «¿La pintura? bien, gracias» o «Pintar sin pintar». Como bien a señalado el profesor David Barro- persistente teórico de la pintura-, uno de los más insidiosos artificios retóricos de la contemporaneidad ha sido el del fin de la pintura. «Cierta modernidad ha estado matando la pintura», afirma, al tiempo que añade «lo único inamovible de la pintura desde sus orígenes es el término».
PINTURA QUE SE REINVENTA MÁS ALLÁ DE LOS LÍMITES
Todo este discurso viene en sintonía con la investigación y trayectoria de Estartús en su pintura, porque la pintura, en los últimos años, se reinventa más allá de sus límites e invade otros soportes y materiales. En definitiva, otros géneros, como la escultura o la instalación. Se producen nuevas lecturas pictóricas, en paralelo a los nuevos materiales que se eligen para expresarlas. Si no atendemos al mito de la pintura en las sombras de la caverna de Platón o de Plinio, poco tendría que ver con la pintura al óleo de las escuelas clásicas. Entonces se utilizaba mayoritariamente la técnica del fresco o el temple de huevo; el templo es más tardío. La pintura, lo pictórico, está más allá de un soporte o de un material; está en la ordenación simultánea de tres cantidades plásticas: la líneas, las formas y los colores, de que hablara Fernand Lèger.
Estartús comenzó con la pintura de pigmento sobre soporte de lienzo, madera o papel y derivó, sin dejar de ser pintor, a otros soportes y materiales como la plancha de hierro que, en ocasiones manipuló semanera conveniente para obtener de ella efectos lumínicos  y cromáticos. Calidades pictóricas. El artista, que tiene sus raíces en la reciente y fecunda escuela catalana, dónde figuran maestros como Tápies,  Cuixart o Pons entre otros, muestra una gran maestría disbujistica y cromática en la figuración de sus primeros años, para pasar después a otra pintura más abstracta en la que le interesa la mancha y el gesto; más la insinuación de sus formas que su precisión; más la simplicidad  minimalista de la alusión, que el contorno relamido de mimetismo o el trampantojo.
En la fecunda obra de este artista se revela una decidida voluntad de pintar, un matrimonio indisoluble con al postura en el sentido más amplio de la misma, una gozosa libertad de aplicar la materia, sea pigmento, arenas o collages a base de maderas, textiles, metales, cartones, papeles…Con frecuencia, un reciclaje de objects trouvés o buscados. Todos los materiales están ahí, a la mano, – parece decirnos Estartús-, todos tienen su valía y expresividad plástica para cada cuadro y momento, al igual que el dibujo al que, en ocasiones, va y vuelve para ofrecernos, sin complejos, las siluetas de objetos, rostros o figuras, humanas en distinta escala. En ocasiones acude al letrismo de las vocales y consonantes o a las palabras que sugieren más que dicen, porque la pintura es otro leguaje diferente a la escritura. También vemos en sus cuadros signos o símbolos de formulas matemáticas y geométricas.
En suma, una obra pictórica expansiva y en libertad, con caminos y recursos que van y vienen, porque Estartús no desea encorsetarse en la cárcel del estilo, aunque sus obras acaben teniendo señas de identidad. El autor sabe que el tiempo fluye, el panta rhey de los griegos, por eso ponga en cada serie con el pulso de su pensamiento e inquietudes, sin nostalgias ni frenos sobre el pasado de la pintura o su propio pasado artístico. Es el presente el que  se impone y cuenta. Estartús establece el dialogo libre y fecundo entre su discurso personal y su maestría plástica. Sabe que el arte no es sólo ornato o fantasía sino, sobre todo, concepto y estética. Sus títulos aparecen integrados en los cuadros, como si el autor quisiera poner nombres a obras creadas, como enseña la cábala.
Estartús nos ofrece en su postura una metamorfosis o depuración sucesiva hasta llegar en ocasiones al deshojamiento místico. Nos brinda obras plásticas plenas de sensibilidad por su cromatismo restallan en blancos resplandecientes, concentrados negros y grises, reflexivos ocres y amarillos, palpitantes rojos…Materia, color, dibujo, pincelada, brocha, gesto….Ristmos de vórtice en ciertas formas circulares; tensión en las variaciones de la esprial….Asombro en sus dibujos con cambio de escala…Guiños en sus homenajes apropicionistas a maestros cho Tápies, Chillidao Motherwell…Azar controlado y revelaciones cósmicas en una pintura que, precisamente por su liberad, todavía nos puede proporcionar nuevas sorpresas.


Julia Sáez-Angulo. Miembro de la Asociación Internacional de Críticos de Arte. Licenciada en Periodismo y Derecho. Miembro del Gabinete de Prensa del Ministerio de Cultura.